El enfoque osteopático con un deportista profesional depende, en primer lugar, de si está pensado para un trabajo preventivo o supone un enfoque terapéutico cuando existe ya una lesión. En el caso de que se haya producido la lesión, es prioritario intentar normalizar las estructuras que están relacionadas con el tejido dañado, normalizando la movilidad de las articulaciones que están relacionadas con esa lesión (y que podrían haber causado un mayor estrés en el tejido lesionado), revisar y tratar las estructuras relacionadas con su inervación y vascularización y normalizar al máximo el tejido para estimular su reparación.
Asimismo, la metodología de trabajo que se realiza con un deportista profesional es básicamente la prevención de lesiones. El objetivo no es evitar que se manifieste una lesión y que el deportista tenga que permanecer fuera de la carrera durante un tiempo determinado. Para ello, se pueden llevar a cabo trabajos programados sobre movilidad articular orientados a mantener rangos articulares óptimos, así como trabajos de normalización sobre tensiones miofasciales de forma regular. Junto con el entrenador deportivo, también realizar programas de ejercicios específicos para mantener esas regiones o zonas en óptimas condiciones.
Así pues, la comunicación de todo el equipo debe ser constante, porque todos necesitamos saber el momento en el que el se encuentra el jugador/a, no solo físicamente sino también mentalmente. Esto nos permitirá conocer más sobre la relación entre sus posibles molestias y todo su entorno, en línea con el modelo biopsicosocial que está muy presente en el enfoque osteopático.
Por tanto, la osteopatía es una disciplina que se adapta muy bien como abordaje terapéutico a las lesiones que se producen en el deporte, tanto en el ámbito de la prevención como del tratamiento, y obviamente, nos ayuda en el diagnóstico de lesiones cuando se producen.