Ecografía

La ecografía es una prueba de imagen basada en la emisión y recepción de ondas de ultrasonido. Las imágenes se obtienen mediante el procesamiento electrónico de los haces ultrasónicos (ecos) reflejados por las diferentes interfaces tisulares y estructuras corporales.

¿En qué consiste?

El ultrasonido consiste en un sonido cuya frecuencia se ubica por encima de 20 KHz. Las frecuencias que se usan en medicina para fines de diagnóstico clínico están comprendidas frecuentemente en el rango de 2-28 MHz.

La velocidad de propagación del sonido varía dependiendo del tipo y características del material por el que atraviese. Los factores que determinan la velocidad del sonido a través de una sustancia son la densidad y la compresibilidad, de tal manera que los materiales con mayor densidad y menor compresibilidad transmitirán el sonido a una mayor velocidad; por ejemplo, en la grasa, las ondas sonoras se mueven más lentamente, mientras que, en el aire, la velocidad de propagación es tan lenta que las estructuras que lo contienen no pueden ser evaluadas por ultrasonido.

Cuando la energía acústica interactúa con los tejidos corporales, las moleculares tisulares son estimuladas y la energía se transmite de una molécula a otra adyacente.

Cuando una onda de US atraviesa un tejido, se suceden una serie de hechos, entre ellos la reflexión o rebote de los haces ultrasónicos hacia el transductor, que es llamada “eco”. Una reflexión ocurre en el límite o interfase entre dos materiales y provee la evidencia de que un material resulta diferente a otro. Esta propiedad es conocida como impedancia acústica y es el producto de la densidad y velocidad de propagación.

Procedimiento

Para una ecografía, el transductor se coloca sobre la superficie corporal del paciente a través de una capa de gel para eliminar el aire entre las superficies (transductor-piel). Un circuito transmisor aplica un pulso eléctrico de pequeño voltaje a los electrodos del transductor, empieza a vibrar y transmite un haz ultrasónico de corta duración, el cual se propaga dentro del paciente, donde es parcialmente reflejado y transmitido por los tejidos o interfaces tisulares que se encuentra a su paso. La energía reflejada regresa al transductor, la cual es transformada en corriente eléctrica y después es amplificada y procesada para transformarse en imágenes.

Un equipo de alta resolución y buena calidad resulta indispensable para la exploración del sistema musculoesquelético y articular. Por lo tanto, para el tratamiento y/o diagnóstico de estructuras de tejido conectivo como tendones, ligamentos, músculo, bursas, articulaciones, etc., la ecografía se convierte en una herramienta óptima en nuestras consultas.

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