Metatalsargia: causas y tratamiento en fisioterapia

La metatalsargia o síndrome metatarsal es un dolor que se localiza en la parte anterior del pie, concretamente en el metatarso y en la articulación de este con cada una de las falanges más próximas. Sobre la importancia de cuidar los pies hemos hablado en otras ocasiones, de ahí que queramos incidir en este problema que vemos, sobre todo, en mujeres, probablemente, si existe un uso excesivo de tacones. No obstante, las causas que producen la metatalsargia son numerosas y suelen tener un origen biomecánico (por sobrecarga del antepié).

Es por ello que un buen calzado ayuda a prevenir la metatalsargia. El pie proporciona el mantenimiento durante la bipedestación. Cuando caminamos o corremos, unas funciones que realizan, principalmente, las cabezas de los metatarsianos (la zona que se articula con las falanges y el apoyo principal de la parte anterior de pie) es que reciben importantes y constantes cargas. Por tanto, un calzado sin suficiente flexibilidad o duro puede conllevar la aparición de este síndrome.

En la clínica, por ejemplo, nos hemos encontrado casos de atletas que sufren este síndrome por lo que, uno de los primeros aspectos que analizamos, es su calzado para saber si es el correcto.

Asimismo, la metatalsargia puede surgir por el desarrollo de un juanete, unos dedos en garra y otras alteraciones como el pie cavo. Este tipo de disfunciones condicionan ese apoyo y distribución del peso que realiza el pie y hace que dicha zona sufra, se inflame y acabe doliendo.

Anatomía y biomecánica del pie

El pie es una estructura biomecánica perfecta a la vez que compleja, diseñada para permitir la deambulación. Para entender cómo se produce y cuál es su tratamiento debemos de conocer la anatomía y biomecánica del pie.

La metatarsalgia no es un diagnóstico especifico, ya que puede ser consecuencia de múltiples causas como hemos comentado anteriormente. Consiste básicamente en dolor localizado en el antepié y supone el dolor más frecuente en el pie, afectando más a las mujeres que a los hombres.

Puede estar causada por dos grandes motivos. Por causas primarias (directamente relacionadas con el pie, como por ejemplo pies cavos o déficits de movilidad del primer radio, hallux valgus o juanetes, etc.) o causas secundarias (por otras enfermedades como metabólicas, sistémicas o problemas postquirúrgicos). Incluso un cuadro mixto donde algunos factores predisponentes del propio pie y el uso de un calzado inadecuado como chanclas o calzado con excesivo tacón podrán provocar este cuadro.

Valoración

La valoración del antepié se hace mediante la inspección, palpación, movilidad de todas las articulaciones del pie, observación de la marcha y, por último, se realiza un estudio baropodométrico y estabilométrico con la plataforma de presiones. Todo esto debe ser una combinación de estudios en descarga y, por supuesto, en carga, ya que podemos encontrarnos con variaciones considerables.

Resulta muy útil observar zonas de hiperqueratosis (es decir, zonas donde se existan callosidades), que reflejan aquellas partes donde la carga es mayor al apoyar el pie en el suelo, incluso las deformidades del propio calzado. Y deben de explorarse todas las estructuras del pie y las relacionadas con él, ya que el aumento de presión en la zona metatarsal puede originarse por un defecto en otra localización.

Tratamiento fisioterápico de la metatalsargia

Tras realizar la valoración y un diagnóstico personalizado del paciente y conocer los factores que han podido desencadenar la metatalsargia, el tratamiento conservador es el más eficaz. Consiste en la reeducación de la marca, el empleo de un calzado adecuado y plantillas de reequilibrio o de compensación. Así pues, resulta muy importante la reeducación del paciente para que el tratamiento sea un éxito.

En cuanto al tratamiento se debe de basar en mejorar la movilidad de las articulaciones del complejo tobillo-pie, ejercicios de tonificación, flexibilización y relajación de forma pasiva y activa por parte del paciente.

En este sentido, los ejercicios y estiramientos ayudan a aliviar el dolor provocado por la metatarsalgia. Estos están relacionados con el aumento del rango de movimiento del tobillo, elasticidad del tendón de Aquiles, fortalecer los músculos del pie y mejorar las articulaciones de los metatarsos. La aplicación de hielo en la zona también ayuda a disminuir el dolor, así como elevar la pierna o el uso de medicamentos anti-inflamatorios. En caso de sobrepeso, se recomienda la pérdida de peso para que la pisada no soporte tanta carga .

Concretamente, ¿qué ejercicios realizamos? Uno de ellos consiste en masajear la planta del pie con una pelota de tenis, apoyando el pie sobre la pelota, presionándola entre el suelo y el pie.

Respecto a ejercicios de mejora de la movilidad, sobre todo del primer dedo, que en muchas ocasiones encontramos con déficit de movilidad en flexión dorsal, tonificamos la musculatura intrínseca de la planta del pie. Para ello, se agarra con los dedos del pie una toalla fina en el suelo o se realizan ejercicios específicos para el primer dedo y sus músculos flexores. La planta del pie también se puede masajear con una botella de cristal con agua fría, haciéndola rodar bajo la planta del pie, buscando un efecto analgésico y relajante de la musculatura. Asimismo, se pueden llevar a cabo estiramientos de la cadena posterior.

En cuanto a la recuperación, en casos no complicados cuya causa sea un mal calzado y con un tratamiento adecuado, los síntomas de la metatarsalgia remiten entre los 10 y los 14 días. Sin embargo, si existe una fractura por estrés o las alteraciones se deben a otro tipo de causas (obesidad, gota, artritis…) resulta más complicado predecir cuánto tiempo va a permanecer el dolor. Nos podemos aventurar a indicar que varía de cuatro a ocho semanas, pero todo depende del nivel de afección y de la colaboración del paciente. Por su parte, la vuelta a la práctica deportiva debe retrasarse hasta que las causas de la metatarsalgia se hayan resuelto y los principales síntomas hayan desaparecido o al menos adaptarla sin que la persona genere mas estrés en la zona y el dolor pueda ir remitiendo.