“¿Es normal este dolor en el cuerpo después de ir al fisioterapeuta?” Es una de las preguntas que algunos pacientes nos suelen formular después de haberles realizado un tratamiento fisioterapéutico en la clínica. Pero ¿a qué se debe ese dolor posterior? ¿Es realmente dolor? Os lo explicamos.
Cuando una persona acude al fisioterapeuta por algún dolor o lesión, se le aplica el tratamiento correspondiente tras realizar una evaluación y diagnóstico personalizado. Así pues, se lleva a cabo una terapia que puede derivar en una sensación posterior de aumento de los síntomas en el paciente con una duración de entre 24 y 48 horas. De normal son síntomas que aparece de forma leve.
La intención es que esto no ocurra, de modo que adecuamos la intensidad del tratamiento a la lesión en concreto y a la sensibilidad que cada uno de los pacientes tiene. Por ello, procuramos que siempre exista una buena comunicación entre paciente y terapeuta sobre cuáles son las sensaciones que presenta durante el tratamiento.
Resulta importante señalar que este “dolor” resulta distinto al que le había motivado acudir al fisioterapeuta. Realmente, se encuentra “dolorido” por la propia terapia, pero no por el dolor que ya traía consigo. De todas formas, esto también depende del grado de lesión, y del grado de estrés que tenga cada uno de los tejidos en la lesión. Y las molestias deben ir disminuyendo pasadas las 24-48 horas.
Mecanosensibilidad
El dolor después de ir al fisioterapeuta se relaciona con el hecho de que se está tratando una zona lesionada, es decir, el tejido tiene unas particularidades a nivel histológico y bioquímico que le provocan lo que llamamos un aumento de la mecanosensibilidad. Por lo tanto, el tejido, ante un tratamiento, es mucho mas sensible que cualquier otra zona que no estuviera en esas condiciones.
Además, los tratamientos provocan, entre otras acciones una vasodilatación, lo cual ayuda a ese fenómeno de aumento de la mecanosensibilidad. Cuando se emplea el ejercicio como terapia podría producirse cierto estrés y desestructuración momentánea, por ejemplo en el sarcómero de fibra muscular u otras estructuras en el tejido conectivo que tratemos, por lo que el dolor se podría relacionar también con esta situación.
En la clínica siempre insistimos al paciente en que es fundamental la comunicación. Los fisioterapeutas explicamos con detalle todas las técnicas, procedimientos y consecuencias del tratamiento, mientras que el paciente debe describirnos sus sensaciones. De esta manera, la comunicación fisio-paciente ayuda a adaptarse a las necesidades y a que la recuperación sea más efectiva y con el menor dolor posible. Porque, aunque en ocasiones esas molestias post tratamiento existen, trabajamos para que el tratamiento sea lo mas efectivo posible y menos molesto para el paciente.
En definitiva, no todos los pacientes registran ese dolor y, si sucede, lo hace de forma leve. Se debe principalmente a que el tejido lesionado es más sensible por sus cambios histobioquímicos, es más sensible a los estímulos. Además, el profesional de la fisioterapia trata de que eso no suceda siempre en permanente comunicación con el paciente.