“Encuentre la lesión, trate la lesión y deje actuar el organismo”.
Si todas las partes de nuestro cuerpo están correctamente alineadas tendremos salud. En el momento de que dejen de estarlo aparecerá la enfermedad.
La osteopatía es una disciplina basada en el estudio de la anatomía, fisiología y biomecánica del ser humano, realizando un acercamiento diagnóstico y terapéutico manual a las disfunciones de movilidad articular y tisular de forma específica, así como el conocimiento de cómo intervienen los diferentes tejidos en la aparición de las enfermedades.
La osteopatía es una disciplina cuyo desarrollo comenzó con Andrew Taylor Still, que en 1892 fundó la primera escuela de osteopatía, en Kirksville, EEUU. Por lo que, estamos ante una disciplina muy joven, que está en pleno y continuo desarrollo.
La osteopatía se rige bajo unos principios:
1- La estructura gobierna la función. Si actuamos sobre la estructura, normalizándola, actuaremos sobre la función, y por consiguiente, se normalizará. La salud y el correcto funcionamiento del cuerpo humano dependen de la integridad estructural global del cuerpo. La estructura y función dependen la una de la otra.
2- La unidad del cuerpo. Actuando sobre unos tejidos somos capaces de influir sobre otros a distancia. Por lo que el concepto de globalidad toma en este punto especial relevancia.
3- La autocuración. El cuerpo humano, después de un tratamiento, reencuentra su equilibrio. El objetivo del tratamiento es dotar al cuerpo humano de recursos para que encuentre sus propios mecanismos de curación.
4- La ley de la arteria. La vascularización de todos los tejidos ha de ser óptima, de lo contrario, aparecen lesiones. Un tejido que no está correctamente vascularizado será un tejido propicio para enfermar.
Después de una historia clínica exhaustiva, del análisis de posibles problemas posturales que conllevan variaciones en la arquitectura del cuerpo humano, después de valorar la movilidad, tanto a nivel global como de los distintos segmentos corporales que han influido en la aparición de la patología y sus características, y valorando tanto las pruebas complementarias iconográficas (resonancia magnética, radiografías, etc) como de laboratorio (analíticas sanguíneas) u otras pruebas médicas, llegamos al diagnóstico osteopático.
Nuestras técnicas de tratamiento de osteopatía van encaminadas a la corrección de las disfunciones de movilidad de cualquier tejido corporal, que son los responsables de provocar déficits de movimiento necesarios para una correcta biomecánica y estructura.
El tratamiento osteopático, no solamente, está orientado a aliviar el dolor, sino a prevenir la aparición de enfermedades, promover la salud y el bienestar. Hay que pensar en el ser humano de una forma global y holística.
La osteopatía tiene su indicación en distintas patologías como cervicalgias, neuralgias cervicobraquiales, ciáticas, hernias discales, procesos degenerativos de tipo artrósico, periartritis escapulohumerales, escoliosis y demás trastornos de alineación del raquis, tendinopatías, lesiones ligamentosas, etc.
Desequilibrios funcionales orgánicos como gastritis, molestias intestinales, hernias de hiato, trastornos ginecológicos, etc.
En el ámbito craneal, cefaleas y migrañas, problemas oculares, de oído, sinusitis, rinitis, problemas de la articulación temporomandibular, trastornos de la oclusión y/o deglución, trastornos de la fonación, etc.
Patologías en el recién nacido tales como la plagiocefalia, cólico del lactante, otitis de repetición, tortícolis congénita, obstrucción del conducto lagrimal, pie zambo, bronquiolitis, etc.
Asimismo, uno de los ámbitos donde más se ha extendido la osteopatía es en el alto rendimiento: músicos, cantantes, actores, deportistas profesionales, etc, que mediante la osteopatía optimizan sus capacidades físicas, sacando el máximo rendimiento de su profesión.
Ramón Punzano.
Osteópata D.O.