¿Chicle? No, gracias.

Masticar chicle de forma habitual puede agravar trastornos de la oclusión dental y/o mandibulares ya existentes. En el caso de no tener ningún trastorno, masticar chicle en exceso, puede conllevar un trabajo excesivo de los músculos temporales, maseteros y pterigoideos. Cuando masticamos chicle, generamos un aumento excesivo del tono muscular, lo que acaba provocando desequilibrios […]